En el Pacto Verde Europeo, o European Green Deal, publicado a fines de 2019, la Unión Europea ha fijado como objetivo reducir las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) al 50-55% para 2030 respecto a 1990 y lograr la neutralidad climática para el año 2050. La huella de carbono es el indicador que cuantifica el potencial impacto ambiental sobre el cambio climático de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) y su medición es clave para analizar el grado de avance hacia esas metas.