Luces y sombras de la huella de carbono, calidad, ventaja competitiva

14/03/2012
Javier Zabaleta

La investigación de mercado realizada por TNS, la mayor agencia de investigación de mercados, en el 2008 “Our Green World” señalaba que ya un 23% de los españoles conocía el concepto de la Huella de Carbono, muy por encima de países como Francia o Alemania. Casi cuatro años después su conocimiento se ha ampliado enormemente pero su uso sigue siendo todavía escaso por parte de las empresas. ¿Por qué?

símbolo de huella de carbono

La Huella de Carbono es una metodología que permite calcular la cantidad de gases de efecto invernadero generados a lo largo de la vida de un producto. Sin embargo, este cálculo no es una ciencia exacta y por eso el concepto y su implantación puede generar puntos de vista encontrados en el ámbito del envase y embalaje.

¿Para qué? la huella de carbono se debe utilizar principalmente para la mejora interna de nuestros productos y nuestros procesos  y muchas empresas líderes fabricantes y distribuidores de productos de gran consumo han publicado planes de mejora con incentivos asociados la reducción de impacto ambiental con enorme éxito. Por otro lado, cuando la huella de carbono se usa como comparativa entre un producto A o un producto B corremos el riesgo de convertirla en una barrera más para la comercialización, pudiendo favorecer un producto sobre otro.

Mucho me temo que el impulso que en los últimos años Francia y otros países como Reino Unido ha dado al etiquetaje de la huella de carbono responda más a un interés en fomentar el consumo de productos locales cercanos y fabricados con un mix energético de menores emisiones. Este fomento de los productos locales cercanos tiene su origen en parte, a que uno de los procesos que mayor contribución puede tener en la cuantificación de la huella de carbono, además de la producción del producto en sí mismo, es el transporte realizado fundamentalmente  por carretera.

¿Por quién? Como en un diagnóstico médico o en la realización de una valoración de empresas para una fusión, tan importante es el resultado como quien lo dice. Hoy día el mercado está lleno de calculadoras de huella de carbono, en su mayoría de escaso valor y rigor técnico cuya aplicabilidad es más que dudosa. Este es el motivo por el que desde ITENE llevamos más de 10 años trabajando en las metodologías ambientales para dar una respuesta seria a nuestros clientes.

¿Cómo? La proliferación de diferentes metodologías y aproximaciones contribuye a generar incertidumbre y restar credibilidad a las mismas. Sin embargo, la inminente publicación de la norma internacional ISO 14067 para la cuantificación de la Huella de Carbono de productos despejará mucho el cambio hacia una implantación masiva y con mayor rigor.

El futuro: la huella de carbono ha llegado para quedarse ya que  aporta una cuantificación sencilla e inmediata del impacto ambiental. En el 2015 en Europa Occidental no medir y reducir el impacto ambiental de mi empresa será equivalente a no medir los costes en los años 80 o no medir la calidad en los 90. Como siempre el que acierte en la no fácil respuesta a las cuatro preguntas anteriores conseguirá una ventaja competitiva sostenible en el mercado.